lunes, 15 de enero de 2018

La Sala Común: Black Mirror, T.4





Ya han pasado siete años desde que el primer episodio de Black Mirror sorprendiese a todo aquel que se atreviese a visionarlo. Su premisa no era otra que la amenaza de un misterioso terrorista de acabar con la vida de la querida princesa Susannah si el primer ministro no mantenía relaciones sexuales televisadas con un cerdo.

Esta era la chocante carta de presentación de Black Mirror. Serie antológica creada por Charlie Brooker con la que quería mostrar los peligros, beneficios o inquietantes o turbadoras situaciones que pueden producir la tecnología (tanto actual como una futura e hipotética). En el caso del episodio titulado El Himno Nacional, las redes sociales y los medios informativos era parte clave en el desarrollo de este peculiar thriller político. La crítica a la prensa actual, a los populares espacios de difusión social como son Twitter o YouTube y hasta a la sociedad actual fueron solo unos cuantos de los grandes temas que trató Brooker y su equipo en tan solo 44 minutos.




Black Mirror se convirtió en poco tiempo en toda una serie de culto. Sus dos temporadas de apenas tres episodios cada una (más un episodio especial de Navidad) se convirtieron en todo un referente de la oferta televisiva actual. Y entonces llegó Netflix para lograr que el espejo oscuro de Charlie Brooker se hiciese totalmente mundial.

La tercera temporada de Black Mirror contó con el doble de episodios que sus anteriores temporadas. Por no hablar de un claro aumento de medios como solo el gigante del VOD puede ofrecer. Y, aunque está claro que la temporada logró mantener a Black Mirror como una de las mejores series del año, es imposible evitar verla como una especie de paso atrás. Porque lo cierto es que fue bastante irregular y al preguntar al público por la tercera temporada lo más seguro es que solo hablen bien de verdad de dos episodios (tres como mucho si mencionan a Nosedive).

San Junipero fue el episodio mejor valorado a nivel general. Es imposible resistirse a esta peculiar historia de amor de temática ochentera que nos presentó Brooker. Una de las pocas veces que Black Mirror muestra la mejor cara posible de la tecnología.

Por mi parte, considero que el mejor episodio de la temporada (y uno de los mejores de la serie en general) es Shut Up and Dance. Muchos la acusan de simple, pero este thriller con devastador plow twist final incluido, representa a la perfección lo mejor que puede mostrar la serie. Y lo hace sin tener que recurrir a avanzadísimas tecnologías y anclándose en una historia sencilla pero que ofrece más de lo que parece a simple vista.




Estaba claro que la cuarta temporada tendría que replantearse muy bien el rumbo que querría tomar la serie si quiere mantenerse en emisión durante cierto tiempo más... Y vaya si lo ha hecho,

Las primeras temporadas de Black Mirror se arriesgaron mucho y se esforzaron en impactar al espectador. Algo lógico teniendo en cuenta que jugaba a su favor el factor originalidad y tenían que hacerse ver a partir de un canal británico. Actualmente, bajo el amparo de Netflix, esto no tiene porque ser así. Teniendo una especie de "seguridad" que creo que les afectó bastante en el desarrollo de la tercera temporada. Pero creo que Brooker y los suyos han aprendido de sus errores y en esta nueva temporada han querido mantenerse en una cómoda línea alejada de los riesgos de sus primeras entregas. Pero que se alza por encima de su tercera temporada al buscar una variedad temática encomiable. Netflix puede proporcionar a Charlie Brooker gran libertad artística y buenos contactos para conformar los equipos que realizarán cada episodio. Y esto se ve y se siente en esta más que solvente cuarta entrega en la que, aunque cueste ver y decidir otro "San Junipero" o "Shut up and Dance", logra mantener cierta calidad en cada uno de sus episodios y ofrece un buen sabor de boca en su conjunto.

Ahora paso a comentar cada uno de los episodios que componen esta cuarta temporada de Black Mirror:

-USS Callister: Inmejorable forma de comenzar la temporada y su gran apuesta. Llegando a poder tildarla de largometraje (su duración pasa de los 60 minutos), este episodio era de lo que más llamaba la atención en los trailers y avances de esta temporada. Lo que en un principio parece vendernos una simple parodia de las space operas, al poco de empezar el episodio comienza a revelarse como una perturbadora historia sobre realidades virtuales y cuestionables personajes que representan lo peor a lo que puede aspirar el ser humano.

Por encima de su estupenda desmitificación de Star Trek (curioso que se haya estrenado en el mismo año en el que lo hace Star Trek: Discovery y The Orville), USS Callister trabaja a partir de la tecnología VR que tanto se está tratando de imponer en el mercado del videojuego (impagable ese último diálogo en el que tenemos un guiño que hará las delicias de todo fan de Breaking Bad). Y riza el rizo añadiéndole una tecnología a mayores (más fantasiosa) que otorga al relato un toque más en la retorcida apuesta que es USS Callister.




-Arkangel: El gran reclamo de la temporada es este episodio dirigido por Jodie Foster que se ha convertido en la clara decepción de esta nueva entrega de Black Mirror. Y es ciertamente doloroso porque Arkangel tiene una de las mejores premisas con las que ha trabajado esta serie.

Traer a un niño al mundo es fácil, lo difícil viene a partir de ese momento. El mismo mundo está repleto de un sinfín de peligros y cosas que conviene tener alejados de nuestros retoños. La protección se convierte en un gran deber para los progenitores... ¿Pero en qué punto esto puede llegar a ser perjudicial para el desarrollo del pequeño? Esta es la estupenda y polémica premisa que Arkangel desaprovecha a favor de un desarrollo más digno de una TV Movie de sobremesa que un episodio de Black Mirror.




-Crocodile: Black Mirror tiene una clara predilección por el thriller, pero una vertiente de este género que aún no había usado era el proveniente de los países nórdicos. De hecho, hasta ahí se traslada este episodio rodado en Islandia, que ofrece a disposición de Brooker y el director Joan Hillcoat (The Road, Sin Ley) unas excelentes localizaciones que contribuyen a crear esa gélida atmósfera de este crudo relato donde asistimos a todo un descenso a los Infiernos en los que se embarca el personaje protagonista encarnado por Andrea Riseborough (Oblivion, Mindhorn).

Es cierto que puede acusarse al episodio de que la introducción del elemento tecnológico puede sentirse bastante "forzado" en el conjunto y que hasta se deja bastante de lado para centrarse en los personajes de este thriller nórdico Made In Black Mirror. Pero lo cierto es que se solapa suficientemente bien en el conjunto. Y hasta logra que el episodio gane bastantes enteros al mostrar como esa tecnología está tan "normalizada" en esa sociedad.




-Hang the DJ: No se ha tardado nada en denominarla "el nuevo San Junipero". Y es cierto que este episodio puede guardar grandes similitudes al mostrarnos una historia romántica y una visión no tan tecnófoba. Pero por suerte, Hang the DJ logra imponerse por méritos propios.

Llevando a los programas de citas al ultimísimo nivel. Este episodio nos presenta a dos jóvenes que se conocen pero que según una infalible I.A. que puede descubrir la duración de las relaciones, no les concede apenas ni un día. ¿Pero podrían los algoritmos estar equivocados? ¿De verdad puede cuantificarse el amor?

Está claro que la excelente química que crean los actores Joe Cole y Georgina Campbell es vital para que Hang the DJ cumpla su cometido. Y hasta ese apurado plow twist de los últimos minutos no logra empozoñar el estupendo visionado de este episodio.




-Metalhead: El mejor ejemplo de esa variedad temática de la que tanto os hablo. Denigrada por muchos pero totalmente reivindicable. Un breve (41 minutos) pero contundente Survival Horror a cargo del director de la adaptación de 30 Días de Noche y varios episodios de la excelente Hannibal.

Estupenda decisión la de mostrar esta historia en blanco y negro. Además de lograr que el relato se diferencie del resto (no solo de este temporada), contribuye a crear un ambiente aún más inquietante.

Imposible no notar las múltiples referencias y guiños a varias películas del género de terror. Nosotros no podemos evitar citar a la pésima Rottweiler, de la extinta Fantastic Factory, de la que, claramente, Metalhead toma gran inspiración. Pero el episodio dirigido por David Slade sí que sabe aprovechar todo lo que Brian Yuzna tiró por la borda en 2005. Además de imponer en tan poco tiempo (y con tan contados elementos) un misterioso y a la vez inspirador mundo post apocalíptico que envidiarían muchas producciones de serie B.

Muy buen diseño de la implacable amenaza (basado en robots YA existentes), por cierto.




-Black Museum: Si USS Callister era la mejor forma de empezar la temporada, Black Museum es la de terminarla. Si te gustó White Christmas, estás de enhorabuena. Porque este capítulo vuelve a hacer uso del estupendo juego narrativo de presentar 3 historias interconectadas alrededor de este particular e inquietante lugar regentado por el cuestionable Rolo Haynes (Douglas Hodge).

Si desde hace un tiempo se lleva intuyendo que, a pesar de las buenas diferencias entre episodios, las historias de Black Mirror se desarrollan en un mismo universo ficticio. Este capítulo viene para dejar claro (o, al menos, imponer) esto. Los easter-eggs que nos encontraremos a lo largo del metraje no solo pertenecen a lo visto en esta temporada. Black Museum remite a las anteriores entregas, por lo que conviene que el espectador esté atento si quiere captar todas las referencias y guiños.

El episodio desprende un irresistible aroma al Historias de la Cripta de HBO (sobre todo en la primera historia que nos descubre Rolo, que bien habría merecido la pena explorar en todo un episodio) que puede que eche para atrás al espectador más impresionable (el capítulo tiene cierta carga sexual y de violencia gráfica). Pero que deja bien claro que estamos ante uno de los episodios más redondos de la serie.




La cuarta temporada de Black Mirror se aleja de la contundencia y controversia de sus primeras entregas para seguir encaminándose a un camino más "seguro" pero que no deja de sorprender y mostrarse como una de las mejores apuestas del panorama televisivo actual.





Lo Mejor: La variedad temática que puede lograr afianzar la serie como la Twilight Zone del S.XXI.

Lo Peor: Es inevitable no echar en falta algún episodio contundente y memorable.




2 comentarios:

¡Siete años! Madre mía, parece que fue ayer *.*
Nosotros la vamos a empezar esta tarde, a ver qué tal :)

Shup up and play es, sin duda, mi favorito hasta la fecha. Me dejó con mal cuerpo y todo, más que Oso Blanco. La tercera temporada en general me gustó bastante, me alegra que hayas disfrutado de la cuarta, a pesar de que no haya ningún episodio destacable. El que más me llamaba la atención es el de Arkangel, lástima que parezca que no hayan sabido sacar partido al tema. Nosotros la veremos en breve, le tenemos muchas ganas 😊
Genial crítica como siempre, Rubén.

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