viernes, 13 de octubre de 2017

Crítica de Kingsman: El Círculo Dorado de Matthew Vaughn






Muy contadas debieron ser las personas que en 2015, cuando se estrenó Kingsman: El Servicio Secreto, fueron a verla sabiendo de antemano que se convertiría en una de las mayores sorpresas de los últimos años. Porque sí, películas de espías hay muchas. Y también hay bastantes que parodian al género. Pero desde luego no como lo hizo Kingsman, que atrapaba al espectador en este peculiar, alocado y estiloso universo que no brillaba tanto en el cómic original creado por Mark Millar (Civil War, MPH).

El director Matthew Vaughn (X-Men: Primera Generación, Kick-Ass) repite en la dirección sin miedo a enfrentarse a la mala fama de las secuelas. Y aunque no logra salir tan airoso como nos gustaría a todos (la película original fue tan redonda e inesperada que automáticamente es insuperable). Aprovecha el mayor presupuesto y despliegue de medios para darnos otro bombástico espectáculo a costa de estos irreverentes super espías.

"Tras un devastador ataque a Kingsman. Los supervivientes de la Secreta Organización de espías al servicio de Su Majestad se ven obligados a pedir ayuda a sus "primos" americanos: Los Stateman. ¿Pero aún uniéndose a estos valientes cowboys serán capaces de detener los malvados planes de la Reina del Narcotráfico, Poppy Adams?"




Vaya por delante que, aunque hay bastantes flashbacks expositivos. El Círculo Dorado es una película MUY continuista que además no deja de aprovechar elementos y guiños de su antecesora. Por lo que conviene haberla visto para disfrutar del todo la película.

Así que volvemos a tener de vuelta a Eggsy (Taron Egerton), quien ya está del todo metido en su papel como Kingsman (aunque sin olvidar sus raíces). Además de tener que enfrentarse a otro peligro para el que nadie lo ha preparado: la vida en pareja con cierto personaje que se robó el último (y verdísimo) chiste en la anterior entrega. Por lo tanto, el personaje de Egerton se sigue desarrollando. Aunque este desarrollo se ve superado por otras tramas y personajes. Llegando a dejar a Egerton en una Tierra de Nadie que no le beneficia para nada (aunque sigue defendiendo su papel, eso sí).

Los elementos y señas de identidad que hicieron grande la película original están de vuelta y múltiplicados. Aunque, claro, cantidad no implica mayor calidad. Pero en este caso esto ayuda a que el visionado se haga más agradable. Pues, El Círculo Dorado, no logra distanciarse tanto como querría de la anterior película. Viéndose obligada a ofrecer un mayor espectáculo por encima de todo.




Aunque, siendo realistas, los que visionamos esta película principalmente lo hacemos por este punto: el entretenimiento. Y esto está más que suplido. La acción sigue siendo espectacular. Matthew Vaughn sigue trasladando el desenfreno del cómic a la gran pantalla con gran acierto. Excelentes coreografías acompañadas de un uso del CGI que, aunque a muchos parece disgustar, ayudan a que la exageración que caracteriza este film y el toque cómic a lo splash page alcance un nuevo nivel. Cierto que no tenemos otro momento "Iglesia" como tal. Pero las grandes secuencias de acción que están desperdigadas a lo largo del film lo suplen bastante bien.

Esta secuela propone una expansión de este universo con la presentación de los Stateman. La Organización de Super Espías Americana que, claramente, choca con las maneras de nuestros ya conocidos agentes británicos. Aunque no tanto como nos gustaría, la verdad. Narrativamente hablando, son vitales para el desarrollo de la trama. Pero a excepción de puntuales detalles no dejan de parecerse más de lo que quisieran a los Kingsman. Y sí, tenemos más gagdets absurdamente geniales que alcanzan su cenit en el dispositivo rastreador de los Stateman. Que parece sacado del sueño más húmedo de un inventor de la Agencia para la que trabajaba Austin Powers.




Hablando del repartazo que se gasta esta película. Lamentablemente hay que admitir que la mayoría de las participaciones de actores como Jeff Bridges (El Gran Lebowski, Comanchería) o Halle Berry (X-Men, Extant) llegan a parecer simples cameos. Siendo el caso más denunciable el de Channing Tatum (Infiltrados en Clase, G.I. Joe). Y Pedro Pascal (Narcos, La Gran Muralla), aunque se descubre como uno de los mejores, no tiene toda la exploración que debería. Quedando demasiado desdibujado en su recta final.

Comentar que el regreso de cierto personaje (que la campaña publicitaria ya anunció a bombo y platillo, pero que prefiero no nombrar por si acaso), viene acompañado de unas curiosas consecuencias que afectan en su relación con Eggsy y que logra que este regreso no se sienta solamente como un facilón recurso de recuperar uno de los grandes tantos de la anterior entrega.




Y hablando sobre el villano... Estaba claro que la sombra de lo que logró Samuel L. Jackson (Los Vengadores, Los Odiosos Ocho) con su Valentine iba a pesar demasiado. Y así ha sido. Aunque Julianne Moore (Hannibal, Siempre Alice) se nota que lo pasa tan bien como Samuel interpretando este personaje, que goza de todas las extravagantes características de los villanos de este universo (solo hay que fijarse en su base de operaciones) y un interesante transfondo tras su megalómano plan. El no querer salirse demasiado del esquema ideado con Valentine lastra demasiado al personaje. Quien demuestra en tan solo una escena que debería haber sido mejor explorado su faceta más siniestra. Además de haber aprovechado mejor su interesante leit motiv que queda relegado para centrarse en ese grandilocuente plan malvado que nos atufa a algo ya visto antes.

En mejor lugar queda, curiosamente, su secuaz. Un personaje que también vuelve desde la anterior entrega para ser otro quebradero de cabeza para Eggsy.

Terminando de hablar de la parte actoral. Destacar sobre todo la aportación del famoso músico Elton John, quien en esta película se lo pasa pipa interpretándose a sí mismo. Puede que podrían haber limitado más la deslenguada verborrea del actor en pos de integrarlo mejor a la trama. Pero me es imposible criticar demasiado lo que, para mí, fue de lo mejor de la película (la reinterpretación de Saturday Night´s Alright for Fighting acompañando ESE momentazo debería quedar para el recuerdo del espectador).




La puesta en escena sigue siendo muy atractiva y la BSO de Henry Jackman (Big Hero 6, Kong: Skull Island) vuelve a dar en el clavo. Reutilizando de buena forma el tema principal de la película original y aportando nuevas y vibrantes partituras (amén de los temas del Soundtrack que son la guinda del pastel).

Aunque la película sigue sin llegar a aburrir al espectador aún durando más de dos horas. Lo cierto es que sí que se siente más descompensada. Cosa nada extraña si se tiene en cuenta que el primer montaje de esta película superaba las CUATRO HORAS de duración. Por lo que se ha debido realizar una ardua tarea de recorte de escenas que podrían explicar muchas cosas respecto a problemas en cuanto a tramas y personajes. Y, por supuesto, en cuanto al ritmo.




Pero a fin de cuentas, Kingsman: El Círculo Dorado sigue siendo una buena secuela que apuesta por el Más antes que por el Mejor. Esto no termina de ser todo lo malo que podría ser si se la tiene en cuenta sobre todo por lo que es: una espectacular y divertidísima película de super espías.

Seguro que Matthew Vaughn se pondrá las pilas con el cierre de esta trilogía (el mismo director confirmó que ya estaba trabajando en el guión) que no quede a deber.

Y NUNCA lo olvidéis: Los Modales hacen al Hombre.




Lo Mejor: Ofrece aún más adrenalítico e irreverente espectáculo. Elton John.

Lo Peor: Deja ver mejor las fallas y carencias respecto a la original de la que tampoco quiere despegarse demasiado.




1 comentarios:

Aún tengo pendiente la primera parte, a ver si la puedo ver un día y como no, también su secuela :)
Me alegra que la disfrutaras, Rubén, me las apunto las dos.

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