viernes, 2 de junio de 2017

Crítica Alien: Covenant de Ridley Scott




Ya han pasado cinco años desde que Prometheus se estrenase, convirtiéndose en una de las películas que más ha divido al público de los últimos años. Mucho tiempo antes de su estreno, el director Ridley Scott (Blade Runner, Hannibal) no dejó claro a quien le preguntaba si esa nueva película de ciencia ficción tenía o no que ver con su querida Alien: El Octavo Pasajero. Aunque ya estrenada no pudo negar la evidencia: Prometheus PERTENECE al universo fílmico presentado en aquella película de 1979. Aunque Ridley decidió mirar al pasado, olvidándose de la Nostromo, de Ripley y los xenomorfos para acercarse a otro personaje de este imaginario más olvidado: El Space Jockey (o Ingeniero, como mejor se conoce a estas criaturas actualmente).




El no ofrecer una nueva ración xenomorfica hizo que, automáticamente, muchos espectadores se cerrasen en banda. Pero lo cierto es que juzgándola como película individual, Prometheus no resulta tampoco tan bien parada. Un interesante planteamiento e impecable puesta en escena. Pero repleta de personajes olvidables y estúpidos (por no hablar de cómo desaprovecharon a Idris Elba y Charlize Theron), al igual que la mayoría de las situaciones que daban la sensación de estar ante una película de Serie B de gran presupuesto. Además, al integrarla al Universo de Alien, Ridley nos dio más preguntas que respuestas, logrando que la película fuese aún más vapuleada.

Aún con todo, el director está del todo implicado con esta historia. Tanto, que ha decidido que será una saga que conecte directamente con El Octavo Pasajero. Siendo la película que nos ocupa la primera de las cuatro anunciadas secuelas de Prometheus.

Es así como Alien: Covenant se presenta como una película que quiere recuperar a los espectadores que pudo haber perdido en Prometheus, pero a la vez logra que todo lo bueno que tenía esa película quede opacado por esa necesidad de contentar a ese público que solo permanecerá atento si tiene al bicho pululando por pantalla (está claro que el añadir el subtitulo Alien ya era toda una declaración de intenciones).




La trama nos sitúa una década después de los acontecimientos narrados en Prometheus. Una nueva nave y su tripulación surcan el espacio. Pero su misión es otra muy distinta a la que llevó a la Dra. Shaw y los suyos a la pérdida luna LV-223. La Covenant es una nave colonizadora pero que opta por visitar otro planeta que podría ser mejor que aquel al que viajaban al recibir una extraña comunicación. Pero pronto descubren que lo que parecía un Paraíso es en realidad peor que el mismísimo Infierno...

Está claro que esta sinopsis ya choca bastante con lo que parecía que quería contarnos Ridley con el desenlace de Prometheus. Y aunque esta película no se desvirtúa tanto como para no poder afirmar que se trata de una secuela, se nota el esmero de querer insertar una nueva historia que se nos antoja ya bastante conocida y facilona, dando la sensación de que más bien estamos ante una especia de actualización de las dos primeras películas de la saga Alien para las nuevas audiencias. Esto hace que la película se sienta demasiado desaprovechada, pero por otra parte hace que no acabe de caer en el fango donde se hundía Prometheus. Porque Alien: Covenant se muestra como una película más sólida, que busca entretener y aterrar. Y esto está claro que lo consigue.




Vaya por delante que la puesta en escena es fantástica. Nos alejamos un poco del aspecto futurístico y aséptico de Prometheus y ya podemos notar algo de la suciedad y claustrofobia que pudimos ver en la Nostromo del film del 79 (cosa que se agradece demasiado teniendo en cuenta que de Covenant a El Octavo Pasajero solo le separan 18 años). Los paisajes del nuevo planeta siguen en la estela marcada por Prometheus, siendo localizaciones naturales pero que mantienen ese aura de misterio cuando nos presentan esa inquietante Necrópolis. La fotografía de Darius Wolski es impecable, al igual que el manejo de la cámara de Ridley Scott. No por nada, este director ya tiene cuatro décadas de experiencia que lo respaldan.

Es cuando nos paramos a analizar el guión cuando esta película comienza a revelar sus fallas, acercándose muy peligrosamente a su antecesora. Plagando el metraje de bastantes lagunas argumentales, momentos de lo más sonrojantes y personajes tan olvidables y estúpidos como la tripulación de la Prometheus. Por no hablar, de que el tema de los Ingenieros vuelve a estar pobremente presentado e incluso parece que se busca obviarlo en pos de centrarse nuevamente en los Xenomorfos.

Hablemos un poco de estas criaturas. Tras el guiño que Scott dejó en la escena post créditos de Prometheus, en Alien: Covenant tenemos otro tipo de antecesor de estas bestias: Los Neomorfos. Que muestran un aspecto bastante simple pero eficaz, pero que quedan desmerecidos por el abuso del CGI. Algo que también ocurre con el xenomorfo clásico que se dejará ver en la segunda mitad del film. Una verdadera lástima que sigan desaprovechando la fisonomía del actor Javier Botet ([REC], Expediente Warren: El Caso Enfield) relegando solo su trabajo a la captura de movimientos y no usando prótesis y maquillaje para que el terror vuelva a ser más "real".




En cuanto a los personajes, la mayor característica que poseen es que prácticamente todos son pareja (algo lógico teniendo en cuenta que forman parte de una misión colonizadora). Pero en la película esto no se aprovecha y de hecho nos enteramos de forma vaga y muy tarde, en la mayoría de las ocasiones, de que varios personajes lo son. Resulta que eso se cuenta mejor en algunos cortos revelados antes del estreno de la película. El problema es cuando este material no se realiza como complemento, no pueden dar por hecho que TODO aquel que vea Alien: Covenant lo haga tras ver esos cortos. Esto hace que no terminemos de conectar del todo con estos personajes y que en bastantes casos (sobre todo en el de James Franco), nos quedemos completamente impasibles.

Del reparto que conforman los colonos de la Covenant pues destaco a Danny McBride (Tropic Thunder, Juerga Hasta el Fin) por su refrescante cambio de registro (este actor ya está bastante encasillado en las comedias). Y a pesar de querer forzarla como protagonista y vendérnosla como una versión light de Ripley. Katherine Waterston (Puro Vicio, Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos) logra salir bien parada e incluso en la recta final se muestra una química con el personaje de McBride que debió haberse explotado más.




Si algo bueno nos descubrió Prometheus, eso fue al personaje que interpretó Michael Fassbender (Eden Lake, X-Men: Apocalipsis). A lo largo del metraje, el androide David iba demostrando una actitud que le hacía adquirir un aura más misteriosa e inquietante que cualquier amenaza que les esperaba a la tripulación de la Prometheus en LV-223. Y en esta película, Fassbender no solo da vida a un androide. La Covenant también tiene su sintético: Walter. Una versión mejorada del modelo anterior con una personalidad y actitud totalmente opuestas a David. Lo que permite que Fassbender se luzca con su actuación, regalándonos los mejores momentazos del film y dejando bien claro que lo de verdad conectará esta saga con Alien: El Octavo Pasajero será David.

A pesar de que la recta final se alarga bastante y que el plow twist se ve venir a leguas. Alien: Covenant no deja que el espectador llegue a aburrirse durante su duración. A la sensación de terror se le une una sugerente y opresiva BSO realizada por Jed Kurzel que realza los grandes momentos del film.




Alien: Covenant demuestra que hacer tanto caso a las críticas no siempre es buena idea. El esmero por colar xenomorfos en la película y hacer una especie de actualización de las dos primeras entregas de la saga, hacen que los elementos y propuestas que Scott quiere trabajar desde Prometheus se sientan demasiado opacados. Pero aún con todo, la puesta en escena y la buena mano a la hora de dirigir, logran que la película no sea desechada tan fácilmente.

Espero que Scott aproveche de verdad la próxima película (Alien: Awakening) de esta saga. Que ate algunos de los muchos cabos sueltos y que sea la conexión con El Octavo Pasajero, no jugándosela con esas otras dos secuelas.




Lo Mejor: David. El Prólogo.

Lo Peor: El dejarse llevar por las críticas de Prometheus y pervertir tanto la propuesta de esta secuela. Además de repetir errores de esa película.




3 comentarios:

Pues sí, habrá que verla :)

La verdad es que le tengo ganas. No pinta mal del todo, y más si es entretenida ;)

Ya solo por la sangrecilla y los bicharracos seguro que lo pasas bien :)

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