martes, 30 de junio de 2015

Reseña No apagues la luz por Rubén "Reaper" González




El autor de El Secreto de Boca Verde, A. M. Caliani, nos ofrece un recopilatorio de 13 relatos donde se pasean fantasmas, maldiciones, zombis, dementes... que tratarán de sobresaltarnos durante la lectura.

El cuarto de Sonia: No apagues la luz no empieza nada mal, con una ghost story que me llegó a recordar a Paranormal Activity debido a que el autor separa los hechos del relato en Noches, Pero a diferencia de la sosa saga cinematográfica, este relato resulta ser bastante inquietante y muy bien resuelto hasta el final.

La tabla de ouija: Un relato cuya brevísima extensión juega demasiado en su contra.

Whiskyman: Este relato ya había tenido ocasión de leerlo en otra antología virtual que homenajeaba al gran Stephen King. Sin duda, los aficionados al maestro del suspense encontrarán este texto aún más interesante. El final es algo predecible, pero no por ello deja de ser bastante redondo en el conjunto.

Purgatorio: Escrito muy marcado por el dolor del protagonista por la pérdida de su mujer. Muy intenso.

Visiones de la parca: Una historia que quizás tenía que haber explotado aún más esa amalgama de sensaciones que puede provocar el ver a la mismísima dama de la guadaña sentada tranquilamente en tu salón. De todos modos, muy buena premisa y desgarrador final para nuestro pobre protagonista.

El alfiler: A medida que leía este relato, no podía evitar tener la sensación de que podía haber formado parte de la antología de terror televisiva noventera Historias de la Cripta. El autor podía haber explorado más toda la historia negra detrás de tan insignificante historia, pero El alfiler no deja de ser un gran relato de terror que podía pasar por leyenda urbana.

Inmune: Relato que debido a parecerse al grotesco cómic Crossed no se puede evitar el compararlo con tan brutal obra, con lo que pierde bastante, a pesar de ser bastante crudo.

Un tipo cabal: Microrelato que sienta bastante bien y que repite la fórmula de Los Otros de forma más contundente.

Aisha Kadisha: No me gustó nada este relato. La culpa se la reparten la extensión y la forma de narrarlo.

Quid pro quo: No podía faltar el género Z. Y Caliani nos ofrece una historia bastante común y que apenas aporta nada. Sin embargo, por la última escena, merece la pena leer el relato.

Los niños del molino: Relato que pertenece también a otra antología, No eres bienvenido de La Pastilla Roja Ediciones, que trataba sobre pueblos malditos. Así que ya podéis haceros a la idea de qué tratará el relato. Con cierto regusto a El Pueblo de los Condenados, pero que no llega a inquietar ni la mitad que la citada película.

Loxósceles Loeta: Este relato sí que llegó a inquietarme. Claramente, la mayor parte de la culpa la tiene mi aracnofobía. Pero no hay que quitarle nada de mérito al autor, que se aprovecha muy bien de la precaria situación del protagonista, para ponernos los pelos como escarpias con esta historia que se aleja bastante de las anteriores situaciones sobrenaturales.

Luna total: Y para terminar va una historia de la que poco os puedo hablar si no os la quiero chafar. Solo decir que está muy desaprovechado el escenario escogido a la hora de inquietar al lector.

La antología se completa con un prólogo y epílogo en el que se nos invita/reta a leer los relatos con la luz apagada. Particularmente, no lo he hecho, cosa que mis dioptrías agradecerán. Y es que, a pesar de que se hace alusión a que la antología está impresa en papel, he de avisar al lector de que No apagues la luz solo se encuentra en formato digital. Cosa que puede suponer un problema para lectores como un servidor, demasiado acostumbrados al papel. 

No apagues la luz es una lectura bastante ágil que puede sentar bastante bien al lector de terror. Caliani bebe mucho del cine y literatura del género a la hora de realizar sus escritos.

Si te interesa hacerte con No apagues la luz, pincha aquí.




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