Castle Rock Asylum

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I Antología de Relatos de Terror Castle Rock Asylum

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viernes, 17 de abril de 2020

Crítica Countdown. La hora de tu muerte de Justin Dec



Nunca le digo que no a una película de terror, y menos si tiene una premisa como esta, donde una aplicación móvil te dice exactamente cuánto te queda de vida. Eso le pasa a nuestra protagonista, Quinn, que al descargarla y acceder a ella, ve que le restan apenas tres días. Al principio se lo tomará a broma, hasta que descubre que un paciente suyo ha muerto exactamente al llegar a cero la cuenta atrás, al igual que la novia de este. A partir de ahí, intentará burlar a la muerte para sobrevivir a Countdown.

Puede que penséis que es una especie de Destino Final, y bien podría decirse que sí, pero a la moderna, con la tecnología por bandera. Si tratas de engañar a la muerte, esta te persigue y, no lo dudes, te encuentra. Ya sea con la apariencia de la propia Parca, o de un demonio que se toma la libertad de acercarte a ella.


La verdad es que es una cinta que, aunque no cuenta nada realmente nuevo ni sorprendente, es  muy entretenida y se pasa en un suspiro. No solo es que sepan cuándo van a morir, sino que durante la cuenta atrás se verán acosados por terroríficas alucinaciones. Además, y aunque no lo parezca, tiene un par de personajes con un humor muy particular, por lo que también resulta bastante divertida. 

También es cierto que tiene personajes de estos que parece que lo hacen todo a cámara lenta, y eso pone de los nervios, sobre todo porque aquí vamos con la cuenta atrás. En fin, no hay película de miedo de este estilo que no peque de eso... En el elenco tenemos, por cierto, al padre de los Cullen, que de verdad tiene que ser un vampiro, porque no ha envejecido nada.

En definitiva, una película de terror que no tiene nada excesivamente novedoso (salvo que está modernizada), pero que os hará pasar una hora y media muy entretenida.

Lo mejor: el humor. Algún que otro susto inesperado.

Lo peor: nada demasiado novedoso.



martes, 14 de abril de 2020

Crítica Malevolent de Olaf de Fleur


Sinopsis:

Dos hermanos especializados en engañar a la gente con "problemas paranormales" se topan con un caso que resulta ser pero que muy real.



Opinión de Rain Cross:

La premisa es atractiva: una pareja de hermanos, junto a dos colaboradores, se dedica a "ayudar" a las personas que tienen algún fantasma en sus casa. Y digo "ayudar" porque en realidad son un grupo de estafadores que no hace más que lucrarse gracias al sufrimiento ajeno.
Con este interesante argumento decidí darle una oportunidad a esta película de Netflix pero, por desgracia, fue una gran decepción. Ni siquiera Florence Pugh, la cual me encantó en Midsommer por su visceral interpretación, logra salvar los muebles de este film plano, sin sustos y que se hace eterna a pesar de su corta duración (una hora y media).


Aunque la trama es original y que en cuanto van al orfanato la cosa mejora un poco, su lento ritmo y la falta de sobresaltos hacen que la película no cumpla con lo que promete una de su género: mantener al espectador pegado a la butaca (o mejor dicho, al sofá). 

La estética de los fantasmas sí me ha gustado, al igual que la explicación y la conclusión de su historia, pero creo que le ha faltado ritmo, y aunque me repita, una cinta de terror, si te deja fría, en mi humilde opinión es que no han sabido hacerla.

En resumen, Malevolent, de Olaf de Fleur, me ha parecido una película que no sabe aprovechar ni su historia ni a sus actores, lenta y fácil de olvidar. 
He visto telefilms más aterradores.

Lo Mejor: La historia y estética de los fantasmas. 

Lo Peor: El no saber usar sus puntos fuertes (elenco y trama). Se me hizo aburrida y no consiguió asustarme en ningún momento.



sábado, 11 de abril de 2020

Monstruos con los que pasaría el confinamiento


Hoy, en mitad de este encierro obligatorio al que nos vemos sometidos, me he puesto a pensar y me he dado cuenta de que algunos de los monstruos que protagonizan las películas que más nos gustan, podrían llegar a ser útiles compañeros de confinamiento. Ya os apañaréis con los demás, pues yo ya he acogido a mis nuevos amigos en casa.

En primer lugar, el Creeper. Vamos a ver, ya no tenemos libertad ni siquiera para ir a comprar tranquilamente y, cuando vamos, una o dos veces a la semana, no hay ni la mitad de las cosas que estamos buscando, ya que la gente va a la tienda arrasando por la vida, como Thalía. 

Pues bien, estoy segura de que mi Creeper va a salir de cazar y nos va a traer unos buenos pedazos de carne humana para llenar la nevera, y unos cuantos órganos y extremidades para el congelador. Por supuesto, Creeper, puedes quedarte la parte que más te guste de tu humano...


También me quedo con Freddy. No sé vosotros, pero yo tengo el sueño totalmente descontrolado, no me acuesto antes de las dos o las tres de la mañana, y a las seis o las siete vuelvo a estar despierta.

Pues ahí está Freddy, cuidando mis sueños e impidiendo que me despierte... al menos, a deshoras. Sí, Freddy, solo a deshoras, ni se te ocurra hacer de las tuyas...


Por supuesto, no podía faltar Chucky. ¿A quién no le entretiene jugar? Pues con él, mi amigo hasta el final, la diversión está garantizada. Eso sí, me pidió que, por favor, guardase todos los cuchillos de casa para no caer en tentaciones...


Y, por supuesto, a Slenderman. ¿Por qué a este brazilargo, os estaréis preguntando? ¿No estáis agobiados ya de estar encerrados? ¿No os aburre abrir la ventana y tener unas estupendas vistas a las bragas tendidas de la vecina del séptimo? Sí, ¿verdad? Pues Slenderman ME VA A LLEVAR AL BOSQUE A QUE ME DÉ EL AIRE DE UNA PUTA VEZ.





jueves, 9 de abril de 2020

Crítica Hogar de Álex y David Pastor



Cine español + thriller + Javier Gutiérrez = No podía dejar pasar esta película que acaba de aterrizar en el catálogo de Netflix, y que nos cuenta la caída en desgracia de Javier Muñoz (Gutiérrez), un publicista de éxito que se queda sin trabajo y, como consecuencia, pierde el estatus y la clase social, viéndose obligado a abandonar junto a su mujer y su hijo el lujoso piso en el que viven. Una vez de regreso al barrio humilde del que procedía, Javier decide espiar a la nueva familia que vive en el que era su hogar, que no es otra que la formada por el personaje que interpreta Mario Casas y la familia de este. 

Dicen las críticas que Javier Gutiérrez hace de Javier Gutiérrez pero, sinceramente, hace tan bien de sí mismo que borda todos los papeles que se le pongan por delante. Estaba cantado que iba a hacerlo bien. La sorpresa, sin embargo, me la he llevado con Mario Casas, al que he visto mucho más expresivo que de costumbre.


Que sí, que este personaje tan obsesionado es clavado al que ya interpretó Gutiérrez en El autor, aunque la obsesión no sea literaria, sino a causa de un futuro que se le está negando, un pasado que ha perdido, y un presente que lo hace muy infeliz. Y, a pesar de que acusen a la trama de ser muy de telefilme, a mí me ha entretenido desde el principio hasta el final, pues no da tregua a la tranquilidad ni al aburrimiento.

Además, su final no es para nada el típico de este tipo de historias, donde el protagonista termina cagándola... No, aquí, a este hombre, todo le sale bien, tal y como se lo propone. Una novedad en el frente, todo sea dicho. E, incluso, incluye alguna crítica social, como la dificultad de encontrar un trabajo decente y bien remunerado a ciertas edades, aunque te ampare un currículum brillante.

Sinceramente, y aunque no sea la película del año, yo la recomiendo para una tarde de domingo, con palomitas, buena compañía... y las persianas bajadas. Por si acaso. No sabemos quién puede estar atento a lo que ocurre en nuestro Hogar.

Lo mejor: Javier Gutiérrez. El final, tan poco típico en este tipo de historias.

Lo peor: que podría haber ofrecido mucho más.





miércoles, 1 de abril de 2020

La sala común: Angel (T.4)



Ojo: Contiene spoilers

Esta temporada de Angel me ha parecido un truño. Y mira que la serie, en general, me está gustando, pero esta tanda de capítulos me han parecido un despropósito, como si no hubiesen sabido cómo continuar tras el final de la tercera y se hubiesen liado a meter cosas en una batidora a ver qué sale. Pues bien, el batido resultante se me ha hecho casi intragable.

No he soportado ni a Connor ni a Cordelia, y eso que a ella la he amado durante las temporadas anteriores. Y, para colmo, me los lían. ¡Por el amor de Dios! Y para rematar, el parto de Cordi. Que-al-guien-los-ma-te. Cómo no, en todo parto nace una criatura, pero ella da a luz a una pedazo de tía más grande que ella. Eso sí, qué envidia he sentido con el alumbramiento, con lo mal que lo pasé yo para echar a mi canija, y esta pare de un empujón a una negra de dos metros. ¡Dejen paso a Jasmine! Madre mía, madre mía... Y, aunque no me ha quedado muy claro aun quién o qué es Jasmine, sí que hipnotiza al personal y todos la adoran en plan secta.


Pero si ya la relación entre Connor/Cordelia me parece surrealista, para qué hablar siquiera del amor (o llámalo sexo, o x, o vete tú a saber) que surge repentinamente, tras temporadas siendo enemigos, entre Wesley y Lilah. En mi vida me he muerto. Aunque ella sí, y eso es de lo mejorcito de la temporada.

Luego está el triángulo amoroso entre Wesley/Fred/Gunn (este último se ha vuelto tonto, parece que le han pegado con una alpargata), que es más soso que un Dorito sin salsa. De verdad, señores guionistas, con el tema de los amores os habéis quedado muy, muy fríos.

Sí que me ha gustado la pequeña aparición de Faith, que estaba en la cárcel, y el cameo de Willow, que viene para ayudarlos con un pequeño problema. Y el final, por supuesto, ¡A TOMAR POR CULO CONNOR!

Si sois fans de la serie, coincidiréis conmigo en que esta cuarta temporada es una castaña. Si no lo sois, cuando lleguéis a ella os pensaréis sin continuar...